Wednesday, March 14, 2012

Estilo faulkneriano vía Borges

El hermano de mi madre [...] desaparecido, sin dejar rastros, en algunas de las versiones se decía que seguía preso y en otras que estaba viviendo en Colombia, siempre con la Coca. [...]
No podía menos que atraerme el aire faulkneriano de esa historia: el joven de brillante porvenir, recién recibido de abogado, que planta todo y desaparece; el odio de la mujer que finge un desfalco y lo manda a la cárcel sin que él se defienda o se tome el trabajo de aclarar el engaño. En,fin, yo había escrito una novela con esa historia, usando el tono de Las palmeras salvajes; mejor: usando los tonos que adquiere Faulkner traducido por Borges con lo cual, sin querer, el relato sonaba a una versión más o menos paródica de Onetti. Ninguno de nosotros, de los que estuvimos allí la noche en que se entrevió por fin, en la entristecida penunbra que siguió a la tarde del entierro, el secreto de esa venganza cultivada durante años, ninguno de nosotros no pudo no pensar que asistía a la más perfecta forma del amor que un hombre puede dispensar a una mujer; pacto piadoso del que parece difícil prever [...] Así empezaba y así seguía durante 200 páginas. Para evitar el costumbrismo y el estilo oral que hacía estragos en las letras nacionales yo (como quien dice) me había ido a la mierda. Todavía se encuentran algunos ejemplares de la novela en las mesas de saldos de las librerías de Corrientes y hoy lo único que me gusta de ese libro es el título (La prolijidad de lo real) y el efecto que produjo en el hombre al que, sin querer, estaba dedicado.


Ricardo Piglia - Respiración artificial (1980)

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